Ieri, sabato, sono andata al museo Palais de Glace perché si proiettavano dei film di produzione portoghese e mi interessava vedere qualcosa per conoscere le espressioni del nuovo cinema del Portogallo.
Ma entrando nel museo e cercando la sala, mi sono imbattuta in una mostra di fotografie che é risultata una vera scoperta e che mi ha permesso di conoscere una donna e un’artista della fine del secolo XIX e metá del secolo XX chiamata Josefina Oliver, una “scrittrice-fotografa” che ha realizzato la sua opera come passatempo personale e del tutto inconsapevole di essere un'artista.
Ha scritto un diario di 8.500 pagine, in 20 volumi, corredato da un enorme numero di fotografie che sono rivelatrici di una forte personalitá artística che peró é rimasta chiusa nelle pareti domestiche, come era “normale” in quegli anni.
La sua opera “casalinga” é venuta alla luce grazie al lavoro di una pronipote che ha curato la mostra facendoci conoscere un’artista di grande originalitá. Non solo ha scritto un’opera di valore sociologico, ma si é cimentata nella fotografía come dilettante, senza professori, con una semplice macchina e un altrettanto semplice manuale.
Ha fotografato famigliari e amici, ma ha fotografato anche sé stessa come un’anticipatrice delle attuali “selfies”, cioé gli autoscatti che vanno tanto di moda nei nostri giorni. Tutte le foto sono “abbellite” dal colore applicato a mano con il pennello, colori pastello molto tipico delle foto antiche e che usavano specialmente i fotografi ambulanti.
Josefina Oliver, si divertiva a fare anche dei collages applicando fiori, disegnando cornici tipo art nouveau, ritagliando e ricomponendo immagini che lei chiamava “pegotes”... e le trasformava in cartoline che spediva poi alle sue amicizie in tutto il mondo.
Ha descritto la sua vita, il suo momento storico, la societá nella quale viveva, attraverso la sua scrittura e aiutandosi con le immagini, le sue fotografie, per dire quello che non riusciva a scrivere, ben sapendo, forse, che un’immagine vale piú di mille parole.
Ho scelto uno dei commenti scritti dai diversi critici che mi é piaciuto e che dice cosí:
“Qual’é il potere delle immagini fotografiche? Con quale potenza abitano nei nostri ricordi? E’ possibile attivare nel presente, l’inquieto campo di forze che abitano in un archivio “del passato”? La storicitá delle nostre vite ci convoca: non si tratta di ricordare passivamente la storia degli altri, bensí di convertirci in protagonisti della nostra propria storia, giorno dopo giorno
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(Eduardo Molina).
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(Eduardo Molina).
Forse per questo a me piace aggiugere tante immagini ai miei post? :-) :-) :-)
Lucia
Nel link qui sotto potrete leggere di piú.
http://www.gacetamercantil.com/notas/48603/la-artista-invisible.html
http://www.gacetamercantil.com/notas/48603/la-artista-invisible.html
JOSEFINA OLIVER /COLORES DEL SILENCIO / FOTOGRAFIAS, COLLAGES, DIARIOS
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13 marzo - 1 de junio 2014
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Curadora: Patricia Viaña Se sabe que la literatura privada, cuando toma estado público, ilumina aspectos insospechados. Ocurre por ejemplo con el género epistolar: algunas cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Teo, por ejemplo, permiten conocer sus opiniones sobre las artes visuales en general y sobre algunos artistas en particular. Una función similar desempeñan los diarios íntimos, textos destinados a la lectura privada y ulterior de quien los confeccionó. Muchas veces, estos diarios personales dejan impresa la huella de toda una época. No es una casualidad que los escritos no públicos sean las fuentes documentales de la llamada microhistoria: la lupa puesta en acontemientos privados o en las reflexiones de personas comunes revela trazos gigantes de toda una vida pública y social. Este conjunto de fotografías, collages y escritos ilumina amplios aspectos de la sociedad argentina entre fines del siglo XIX y mediados del XX. La memoria privada de Josefina Oliver es, al fin, la memoria colectiva de una Nación.
Oscar Smoje
Director Palais de Glace – Secretaría de Cultura de la Nación | ||||||||||||||||
| A Josefina Oliver, hermana de mi abuela materna, le decíamos Papa. Nacida en 1875, se hablaba de ella como de una mujer con personalidad, vital, de mucha lectura y escritora de un Diario. En 2006, mi curiosidad por conocerla hizo que pidiera un tomo a su nieta Isabel. Al abrirlo encontré que Josefina había adherido fotos sacadas y coloreadas por ella en las páginas, para conformar una galería o vidriera de presentación con su obra visual e integrarla a la escrita. Este hallazgo me la mostró como a una posible fotógrafa de interés para la cultura de nuestro país. Por esto decidí iniciar una búsqueda e investigación de su obra en las casas de mis primos: en Capital, Rosario, Santa Fe y Udine, Italia. Así, a lo largo de siete años, fue emergiendo una obra monumental, imbricada día a día con su entorno de 1892 a 1956. Es una creación que permaneció oculta por años, ya que una mujer de posición acomodada, en el siglo XIX y hasta bien entrado el XX, carecía de permiso social para crear, trabajar y elegir su vocación. La coacción ejercida –por la propia familia, la prensa, la sociedad toda– sobre unas pocas adelantadas como Julieta Lanteri, Elvira Rawson, Delfina Bunge, resultaba escarmiento excelente para las 'independientes'. Josefina pareció aceptar los condicionamientos de su tiempo, pero logró contravenirlos con su trabajo artístico de vanguardia, sin fronteras. Sus fotos, realzadas por su iluminado, pasan a ser cuadros; sus collages, que denomina "pegotes", descuidan el corte y la línea en la forma, pero en su estructura expresan una interioridad libre. De esta manera Josefina Oliver encuentra una grieta para evadirse a su época y, con su arte, llegar hasta nuestro tiempo.
Patricia Viaña
¿Qué pueden las imágenes fotográficas? ¿Qué potencias
habitan nuestros recuerdos? ¿Es posible activar en el presente el
inquieto campo de fuerzas que se aloja en un archivo "del pasado"? La
historicidad de nuestras vidas nos convoca: no se trata entonces de
recordar pasivamente "la historia" (de los otros) sino de convertirnos
en protagonistas de la propia, nuestra historia, día tras día, paso a
paso. El fascinante trabajo de memoria visual y escrita de Josefina
Oliver nos desafía. Su poderosa y sensible indagación del ser mujer
atraviesa valiente velos y oscuridades, y nos invita: transitando los
senderos de la propia historia junto a otros podremos encontrar nuestros
más hermosos colores.
Eduardo Molinari
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